¿Consideras que has triunfado en el negocio de los restaurantes?
Definitivamente, creo que he tenido mucho más éxito del que pensé que tendría en la vida en general. Sí, es un desafío, es estresante e implica muchos riesgos, pero soy una persona con suerte. Es como tener hijos. No importa lo que diga la gente, de lo que le parece bien o mal a cada quien, al fin y al cabo, debes vivir tu propia experiencia. Es tu aventura.
¿Puedes hablarnos sobre un plato o receta que te haya hecho sentir especialmente orgulloso?
Probablemente, sea el plato que me introdujo a la gastronomía de Sichuan. Lo recuerdo perfectamente. Tenía 26 años, estaba en San Francisco y llovía. Estaba con mi amigo, Brandon Jew, que es chef, y dijo: "¿Alguna vez fuiste a este restaurante, Spices II?". Así que fuimos y probé el mapo tofu de Sichuan por primera vez.
El mapo tofu que yo conocía era un plato de tofu con una salsa marrón y cerdo y, a veces, con arvejas congeladas. Lo que probé ese día fue totalmente diferente. Tenía cerdo y tofu, pero con una salsa que parecía una pasta y te adormecía por el picante. Era más bien un jugo para la carne. Lo estaba comiendo con arroz y no podía parar porque era muy adictivo. Fue muy impactante, fue como escuchar una canción por primera vez. Me impresionó. Pensaba: "¿Qué es esto y cómo puedo obtener más?".
Cuando comenzamos con Mission Chinese Food, fue el primer plato que intenté preparar. Nunca había ido a China, nunca había estado en Chengdú, ni en la provincia de Sichuan. Así que, la primera vez que lo preparé, tenía como 33 ingredientes. Ahora tiene solo unos 12 ingredientes.
Diría que el mapo tofu es el plato del que estoy más orgulloso porque me permitió aprender mucho sobre mí mismo, aprendí mucho sobre la moderación. No es necesario complicar demasiado las cosas. Y fue el plato que me acercó a la gastronomía de Sichuan. Dice mucho de mí y del lugar en el que estoy en este momento.
¿Cómo encuentras inspiración?
La inspiración ahora viene en muchas formas. Solía concentrarme en comer en restaurantes, observar los alimentos, leer artículos sobre alimentos y, para ser honesto, me saturé y me desanimé. Sentía que todo lo que yo adoptaba era lo mismo que todos los demás estaban adoptando.
Ahora no busco inspiración solamente en la comida. De hecho, me viene cuando no estoy trabajando con comida. Puede ser, simplemente, al estar en el parque jugando con mi hijo y ver cómo —aunque suene muy cursi— ver cómo caen las hojas al suelo. Entonces pienso: "Vaya, es fantástico, la forma en que sucede... ¿podrías trasladarlo a un plato?". Muchas veces, cuando me siento a escribir un menú, si veo algo como hojas que caen al suelo, tomo nota de ello. Y, luego, me siento con una larga lista de cosas muy abstractas e intento recordar. Ese proceso me prepara para crear.