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De un fundador: Cómo dos hermanos convirtieron un bar de ostras en un imperio

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Cuando tenían 20 años y vivían en la ciudad de Nueva York, los hermanos Alex y Miles Pincus no tenían un plan maestro para construir un pequeño imperio empresarial que se extendiera hasta Nueva Orleans. No obstante, en 2014, después de que abrieron su primer restaurante, Grand Banks, un bar de ostras amarrado a bordo de una goleta de madera, las piezas empezaron a encajar en su lugar. 

Hoy, seis años después, los hermanos son propietarios y administran destinos como Pilot en Brooklyn y Seaworthy en Nueva Orleans e, incluso, un puerto de Manhattan, Pier 25 Marina; todo bajo su compañía matriz, Crew. En el camino, perfeccionaron su capacidad para iniciar nuevos emprendimientos sin perder la espontaneidad y la motivación que guió todos sus logros empresarios.

Alex y Miles recientemente se reunieron con Squarespace para recordar el proceso caótico, incierto y profundamente satisfactorio de lanzar Grand Banks, los fracasos y éxitos profesionales que lo precedieron y el enfoque de solución de problemas que continúan aplicando en cada uno de sus emprendimientos comerciales.

SQUARESPACE: ¿Qué los inspiró para abrir Crew?

Alex y Miles Pincus: Nuestra compañía se funda sobre una premisa muy simple: combinar lo que amamos (los barcos, beber, comer, festejar y el diseño) en una única experiencia. Sorprendentemente, funciona. 

Al principio del proceso de formulación de nuestra compañía, no teníamos un objetivo ni un concepto claro. Todo empezó como una corazonada de una idea y algo que habíamos evaluado durante algunos años antes de convertirse en algo concreto. 

Cada uno de nosotros había lanzado algunas compañías que, finalmente, se convirtieron en el ADN de Crew. Cuando los dos acabábamos de graduarnos de la universidad, lanzamos una escuela de navegación y compañía de veleros de alquiler de mediana envergadura en la ciudad de Nueva York con un presupuesto muy limitado. Un año más tarde, Alex abrió una empresa de arquitectura y Miles inauguró una compañía de turismo a bordo del velero para pasajeros más grande de los Estados Unidos. Durante un tiempo, administramos todas estas empresas desde la misma oficina. 

Nos divertimos mucho con estos emprendimientos: estábamos jugando a ser adultos, ganando algo de dinero y viviendo desenfrenadamente en Nueva York. Aprendimos mucho sobre cómo (y cómo no) administrar una compañía y qué significa ser tu propio jefe. Cada una de estas entidades fue exitosa hasta cierto punto, pero concluimos en que estas empresas necesitaban ciertas cosas para crecer en las que no estábamos dispuestos a invertir nuestro tiempo. Cada emprendimiento carecía de algo que estábamos buscando para nuestra vida diaria. Los veleros de alquiler eran muy divertidos, pero eran un servicio muy especializado. La arquitectura era profundamente satisfactoria, pero exigía clientes particulares y específicos que eran difíciles de conseguir. El bote turístico era hermoso, pero el negocio de turismo es espantoso, nunca intenten meterse en ese negocio. :)

Tuvimos la suerte de que se nos ocurriera el primer indicio de la idea para Crew en un cumpleaños, mientras estábamos en pleno desarrollo de estas compañías iniciales. Alex decidió hacer una fiesta a bordo del velero para turistas de Miles e invitó a unos 30 amigos. Si organizas una fiesta en un velero grande, cada persona también invita a sus amigos, y los amigos de tus amigos también invitan a los suyos. 

Se presentaron varios cientos de personas; demasiados para subir a bordo y levar ancla. Asi que terminamos haciendo la fiesta en el velero, pero sin salir del puerto. Resultó muy divertida y disfrutamos de todas las sensaciones de estar a bordo de una embarcación, sin muchas de las dificultades logísticas. Además, el capitán puede beber. 

Nos hizo pensar en cómo podíamos amarrar una embarcación en algún lugar y pasar el rato. Esta fue la semilla de un pensamiento que se quedó en nuestra mente varios años y que masticamos sin un concepto claro. Después de un tiempo, cuando todo había seguido su curso, vendimos las compañías que cada uno había iniciado a nuestros socios y empleados, y pasamos un par de años trabajando en varios proyectos. 

Luego, por casualidad, alguien le envió a Alex un ejemplar de un libro sobre la historia de las ostras en Nueva York. Ambos lo leímos y descubrimos que, durante los siglos XVIII y XIX, en las costas de Manhattan, había cientos de "barcas de ostras" flotantes. Se trataba de pequeñas barcas de madera construidas como salones de dos pisos, donde se podían comprar ostras y, en algunas, también bebidas. Durante un tiempo, fueron la fuente principal de alimentos para todos los neoyorquinos, ricos o pobres. ¡No lo podíamos creer! 

Nos impresionó que la idea que habíamos tenido en mente durante tanto tiempo, en realidad, era una especie de barca de ostras moderna. Entonces, nos pusimos en marcha para determinar cómo crear lo que, en ese momento, parecía una idea un poco descabellada, pero muy buena. 

SQSP: ¿Cuál fue el primer paso que diste para volverlo una realidad?

A + M: El primer paso fue, sin dudas, lo más difícil. Teníamos una idea, pero ningún lugar donde llevarla a la realidad. Empezamos a buscar lugares en Nueva York donde pudiéramos amarrar una embarcación de gran porte y permitir que los comensales subieran a bordo. Resultó que la mayor parte de la costa de la ciudad es propiedad de alguien o está administrada por distintos organismos públicos, por lo que lograr un alquiler en la costa empezó a parecernos imposible. Con una presentación muy oportuna, nos pusimos en contacto con un fideicomiso que administra varias millas de la costa de Manhattan y les propusimos nuestra idea. Mostraron un leve interés, pero nos explicaron todos los motivos por los que no funcionaría. Nos pusimos a trabajar en cada uno de estos asuntos y encontramos soluciones que les fuimos presentando. Por suerte, tenemos antecedentes en el mundo marítimo y el mundo de la arquitectura porque, al menos, sabíamos por dónde empezar a resolver cada tema. Después de meses de reuniones y de obtener la autorización de varios organismos municipales, logramos convencerlos de que nos otorgaran un período de prueba de un año para convertir nuestro primer restaurante flotante, Grand Banks, en realidad.

SQSP: En todos los emprendimientos hay riesgos y dificultades no previstos. ¿Cuál fue el mayor riesgo que asumiste?

A + M: Tuvimos una importante crisis del huevo o la gallina cuando presentamos la idea de abrir nuestra primera sede ante el fideicomiso. Aunque el fideicomiso había aceptado tentativamente la idea, debíamos tener una embarcación histórica que cumpliera ciertos requisitos y pudiera funcionar como restaurante antes de poder recibir la aprobación para operar. 

No obstante, tener el barco no garantizaba que nos otorgarían la aprobación. Sin el barco, nunca la obtendríamos.

En nuestro proceso típico para la toma de decisiones, resolvimos conseguir un barco y restaurarlo antes de tener la aprobación final para continuar. Construimos el barco con amigos y familiares y, en ese proceso, usamos todo nuestro capital y cargamos todas nuestras tarjetas de crédito hasta el máximo. Terminamos de construirlo unos días antes de recibir la aprobación para abrir y comenzar a operar. 

SQSP: ¿Qué fue lo que más te sorprendió?

A + M: ¡Que funcionara! Sinceramente, no sabíamos si iba a funcionar desde el punto de vista técnico. Estamos hablando de una embarcación de madera, construida en la década de 1940, que está flotando en el río Hudson, que sube y baja 10 pulgadas con la marea cada día, se mece con las olas y tiene una cocina moderna a bordo, baños de verdad y un bar. La propia infraestructura era una gran conjetura. Tampoco sabíamos si la gente vendría. Supusimos que, al menos, tendríamos algunos viejos marineros que amaran los barcos juntándose en el bar y también, inocentemente, supusimos que estos serían suficientes para mantener el negocio. Por suerte (y también con un gran susto), cuando abrimos las puertas de Grand Banks en 2014, hubo una fila a lo largo del muelle esperando para subir abordo que no desapareció en todo el verano.

SQSP: Después de un día, una semana o un mes difíciles, ¿qué los mantiene motivados?

A + M: Todos hemos escuchado que ser propietario de un restaurante es complicado y que el mantenimiento de embarcaciones es una pesadilla. Nosotros tomamos estas dos sabidurías populares ¡y las combinamos! Entonces, la naturaleza inherente de nuestro negocio es afrontar desafíos. Lo gracioso es que hay un poco de magia en nuestro negocio y que, si algo es completamente loco y nunca te imaginarías que podría suceder, termina sucediendo. 

Somos reparadores, constructores y diseñadores por naturaleza. Entonces, cuando tenemos un problema o alguna dificultad (algo que sucede, prácticamente, todos los días), nos obsesionamos con cómo repararlo. No nos estresamos mucho; simplemente, ponemos manos a la obra. Por lo general, nos sumergimos en el proceso de solución de problemas, ya sea conceptual desde el punto de vista de la hospitalidad o técnico desde las perspectiva del mantenimiento de la embarcación. También lidiamos con la caída de la industria por la pandemia del COVID-19. 

Al menos, hasta ahora, siempre sobrevivimos enteros. En algún momento, tal vez no lo hagamos. De cualquier manera, siempre habrá una buena anécdota para contar en un bar al final de la semana. 

SQSP: ¿Cómo contribuyó tu presencia en línea al éxito de tu negocio? 

A + M: Somos usuarios de Squarespace desde su primera versión, y nuestra visión sobre cómo nos representamos en línea ha evolucionado en paralelo con el desarrollo de los productos y las ofertas de Squarespace. Aunque funcionamos en el mundo físico, a menudo los comensales se enteran de nuestra existencia por las redes sociales y terminan en nuestro sitio web. Ese es el espacio en el que verdaderamente contamos la historia de quiénes somos y logramos que los comensales decidan visitarnos en nuestras sedes. A medida que hemos adoptado un enfoque más digital en todos nuestros procesos, también usamos Squarespace para albergar nuestros menúes en línea, para agendar nuestras reservas y para enviar campañas explosivas por correo electrónico rápidamente a nuestra clientela. 

SQSP: ¿Cómo crees que evolucionará tu presencia en línea en el futuro?

A + M: Buscamos eficiencias a medida que escalamos nuestro negocio. Nos encanta el buen diseño web y la creación de contenidos, pero manejar todo nosotros mismos es cada vez más difícil a medida que incorporamos más restaurantes y negocios accesorios. Nos imaginamos un mundo en el que podamos gestionar nuestros contenidos desde un único lugar, en el que nuestra presencia en línea está entrelazada de forma coherente con la parte administrativa. Exactamente cómo funcionaría esto es un poco incierto, pero parece un problema que Squarespace puede solucionar.


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